Mañana me voy de viaje.
Subiré los Andes y caminaré sus cumbres hacia el norte.
Seguiré eternamente navegando por las nieves infinitas.
Bajo el sol, las estrellas y las tormentas que me quieran acompañar.
Marcharé mientras tú sigues buscando tu centro y te des cuenta que no debiste dejarme ir.
Se te llenarán los ojos de pena y de angustia el alma.
La vida perderá su risa y tu rostro se llenará finalmente de todas las arrugas que hasta ahora te han hecho el quite.
Ya no podrás jugar Guitar Hero y se te echará a perder el equipo de música.
Encontrarás nuevos amores y pasiones, pero descubrirás que en realidad no lo son. Que todo es vano, que todo es nada.
Darás besos que ya no tendrán sabor y de tu mente no podrás eliminar las imagenes de la montaña y tu amado que ella desposó.
Mi alimento será tu recuerdo, mi techo el aura que te habré robado.
Así sobreviviré todos estos años, hasta que un rayo divino caiga sobre mi y me indique que es hora del descenso.
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